En su muestra Garabatos de Carnaval, Luis López Jubin,
nos presenta grandes imágenes tomadas del carnaval
montevideano. Pero no son imágenes que abarcan la
totalidad, sino más bien, fragmentos de la misma. Son
pequeños comentarios sobre una realidad que no podemos
visualizar completa, en gran tamaño.
Queda para el que los mira el imaginar el resto.
Las piezas quedan así abiertas a la participación del
espectador.
La mirada atenta descubre que las “pinturas” no son tales
sino impresiones digitales en lienzo, manipuladas. Son
fragmentos de fotografías que el artista las trabaja
digitalmente simulando una pintura con trazos gestuales y
pesado empaste.
Pero en todas, colocado como buscando un diálogo con la
imagen, Jubin realiza una pincelada real, un “garabato”
de pintura, una pincelada. Parece ser el símbolo de una
época anterior.
Es este gesto, el que abre el diálogo sobre el arte
contemporáneo. La relación entre las técnicas
tradicionales y el mundo de las técnicas digitales
contemporáneas. La obra de arte como única contrapuesta a
la obra de arte como infinitamente multiplicada
(globalizada).
Una obra, que en su multipilicidad, no tiene “original” y
que por ello se las podría asumir como “simulacros”. Creo
que es, en esta encrucijada, donde cobra sentido la obra
que presenta Luis Lopez Jubin. Nos enfrenta a una serie
de preguntas sobre el hacer en el arte contemporáneo, en
un mundo basado y avasallado por la imagen. El pone la
pregunta, de la cual el “garabato” es su símbolo. El
“garabato” cobra sentido y con nosotros queda el desafío
de encontrar cada uno nuestra respuesta.