Luis Felipe Noé es el artista vivo más importante de
la Argentina. A su influyente y prolífica carrera
como pintor suma una extensa obra ensayística. En
2006 enunció “(…) cuando pienso en el mundo,
pinto, y cuando pienso en la pintura, escribo”. El
motivo central de la obra de Noé es la relación del
artista con su contexto: del hombre con el mundo,
con su tiempo y espacio. El pensamiento de Noé,
bajo la forma de la pintura o de la escritura,
conforma distintas estrategias de interpretación y
compromiso con el contexto.
Noé fue un testigo de buena parte de los procesos y
crisis del siglo XX y de lo que va del XXI. Es un
observador crítico de las distintas etapas políticas
de la Argentina. Los quiebres y tensiones, producto
de los grandes cambios estructurales del mundo, de
algún modo se ven evocados en su obra. Gracias a
su naturaleza sensible y curiosa, Noé se vio
impulsado a desarrollar una obra plástica y
ensayística que él engloba bajo el nombre de teoría
del caos.
En 1965 escribe en su libro Antiestética:
“Nuestra sociedad padece de la idea de orden como
equilibrio y como hecho estático. Su única verdad
es el desequilibrio. Constituye un hecho múltiple,
de una multiplicidad polémica. Puede ser un todo.
Un todo con elementos que tienen relación entre sí,
una relación caótica pero relación, al fin. Esta
relación constituye una estructura, una estructura
del caos.”1
Treinta y nueve años después el artista se replantea
el caos como una estructura interna en permanente
cambio: (…) El caos es siempre gestativo, es un
orden implícito. Asumir el caos es asumir ese orden
al que nos negamos en defensa de uno anterior.
Una civilización es el resultado de un orden
asumido. La barbarie es el caos aún no asumido
porque el hacerlo equivale a entenderse como
orden. Toda civilización es una barbarie lograda, o
sea, ha sido antes una barbarie. Caos es el orden
que deviene, es el orden vital (…)2
Noé propone desarticular categorías dadas como
opuestas -o diferentes- para plantear un orden
dinámico en constante cambio. Por ejemplo, es
común que en lenguaje cotidiano, cuando se
utilizan los términos “antiestética”, “caos” o incluso
“pintura”, se apliquen para su conceptualización
formulaciones ya muy transitadas, sin plantearse
muchas veces las modificaciones que corresponden
a nuestra contemporaneidad. Es así que cuando
Noé habla de “antiestética” (nombre del libro que
cumple cincuenta años) se refiere a una necesidad
de oponerse a la estética de su tiempo, para
generar un nuevo proceso. Y cuando habla de
“caos”, no lo hace bajo el concepto de "desorden"
sino de un "orden" que deviene vitalmente. Es decir,
los entiende como conceptos dinámicos, relativos a
un contexto. Con esto anticipa conceptos centrales
del pensamiento posmoderno.
Cuando Noé piensa en el contexto histórico su
pintura expresa una relación dialéctica: cuenta una
historia a través de una estética propia, que rompe
con ciertas reglas y las tensiona para proponer un
orden distinto. El artista habla de una nueva imago
mundi, por parte de un mundo que constantemente
propone nuevas formas de pensarse a sí mismo.
La selección de obras que componen esta
exposición es un breve resumen de la producción
de Noé en este siglo y refleja su poética del caos,
tanto desde su desarrollo visual como hasta sus
títulos.
En “Caos SA” (2003) amalgama tensiones visuales,
combinaciones de materiales y texturas para
articular una imagen de gran pregnancia visual
cuando se la mira de lejos, y exquisito refinamiento
a la hora del detalle. (…) Si llamamos caos a todo lo
que se escapa a nuestros habituales parámetros,
con los que conformamos una visión general del
mundo que pretendemos inalterable (y por eso lo
denominamos “orden”), evidentemente el caos no
existe. En ese caso es todo aquello que sentimos
como desafío de nuestro concepto de realidad; con
este nombre se conocían los genios maléficos que
se alojaban en las cavernas del Cáucaso. Caos es el
nombre de nuestros temores, de nuestros límites.
En este sentido existe pero sólo en el imaginario.
Temer al caos es temer ser desbordados en nuestra
cosmovisión (…) 3
Su fascinación tanto por la incongruencia como por
el mundo de la palabra se pone de manifiesto
también en la obra “Oxímoron” (2014), donde da un
nuevo giro a su teoría del caos. Aquí Noé toma
conciencia de su deleite por la estructura sintáctica
de dos palabras (o imágenes en este caso) de
significados opuestos que originan un nuevo
sentido. Este juego de oposiciones también es
trabajado en “Facetas” (2014) y en “El difícil
despegue” (2014) donde una trama de ojos que
interpelan al espectador atraviesan las rítmicas
líneas que orquestan esta obra, que a su vez se
despega de la pared en forma irregular y asimétrica.
También es un guiño a su propia producción
artística, ya que el ojo utilizado es el mismo que en
“Estática velocidad”, obra que representó junto a
“Nos estamos entendiendo” a la República
Argentina en la Bienal de Venecia de 2009.
En mismo año realizó “Interferencias”, donde el
espacio vacío es puesto en tensión por las siete
piezas, tres sobre papel enmarcado en vidrio y
cuatro irregulares en papel maruflado sobre tela. En
esta obra, la pared pasa a ser relevante junto con
las piezas que componen las obras, lo que también
sucede desde la irregularidad orgánica o
geométrica, como en “El estricto orden de las
cosas”(2006) y “Global deconstruction” (2012). En la
primera, la relación entre composición visual y
título habla de conceptos opuestos en diálogo, que
generan otro sentido.
Distintos fragmentos de papel dibujado y pintado
colocados uno casi sobre otro, yuxtaponiéndose
levemente conformando una nueva visión quebrada,
pero esta vez ya desde el detalle y fragilidad de la
confección en contrapunto con la persistente
irregularidad geométrica de sus límites. En cambio
“Global deconstruction”, desde su forma orgánica,
se recorta sobre la pared para centrarse en el par de
conceptos centro/periferia. En un planisferio
desplegado en el centro se ubican Europa y Estados
Unidos circundados por Sudamérica, Asia y África.
La obra de Noé se encuentra impregnada de
velocidad, interferencias, contradicciones, facetas y
deconstrucciones para poner en tela de juicio los
órdenes escritos.
Cecilia Ivanchevich
1. Noé, Luis Felipe (1988); El caos como estructura
en Antiestética, Ediciones de la Flor, Buenos Aires,
P.199
2. Noé, Luis Felipe (2006); Eso que llamamos caos
en Noescritos, sobre eso que se llama arte, Ed.
Adriana Hidalgo, Buenos Aires, P. 111
3. Noé, Luis Felipe (2006); IDEM, P.109
Curaduría: Cecilia Ivanchevich
Coordinación general y producción: Macarena
Montañez y Pincho Casanova (pozodeagua) / Alicia
Pérez y Carolina Muniz (Fundación Unión)
Fuente: Fundación Unión
Artista(s) / Muestra
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Luis Felipe Noé
Fundación Unión. Espacio Cultural
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