Inaugura el jueves 9 de julio a las 19:00 horas
Salas 2, 4 y 5
¿Dónde se sitúa el aliento, el impulso de la
humanidad, en este mundo complejo, de sombras,
violencias e incertidumbres, en el que hoy vivimos?
La trayectoria artística de Ignacio Iturria constituye
una de las vías de respuesta más sólidas y
profundas a esa cuestión desde el plano del arte.
Aunque inequívocamente latinoamericana, y con las
más hondas raíces en ese Uruguay de intensa
consciencia cívica, de grandes artistas y escritores
en el que nació, la obra de Iturria tiene un alcance
plenamente universal por los temas que aborda y la
personalísima forma de desplegarlos en su pintura.
Siempre en la pintura, que se despliega sobre todo
tipo de soportes y procedimientos, dando así lugar
a una pintura expandida con intensa capacidad de
confrontación con las imágenes mediáticas que
ciegan y envuelven nuestra vida cotidiana, Iturria
nos lleva al plano de la visión interior: ¿qué,
quiénes, somos cuando miramos de verdad hacia
dentro? Observando con humor e ironía la fragilidad
de personajes y criaturas: nosotros, pequeños seres
humanos, y nuestras proyecciones afectivas en lo
que nos acompaña y ayuda, o nos amenaza y
destruye.
Introduciéndose en las penumbras de la
imaginación, con los ojos plenamente abiertos de
quien sueña despierto, Iturria libera nuestra mirada
de los pesos muertos del dogmatismo, la
repetición, o la solemnidad. En ese sentido, su obra
cumple con una de las funciones centrales que las
artes visuales han desempeñado a lo largo de
nuestra tradición de cultura: abrir nuestra visión,
mostrarnos vías para mirar en profundidad. En ese
círculo, el arte vuelve a la vida. De donde, cuando
de verdad es arte, siempre fluye.
En su trabajo hay una consciencia explícita de que
lo decisivo en la estructuración pictórica del mundo
es la articulación de lo visual. Después de mirar,
sentir la devolución de la mirada y ver de nuevo.
Aquello que nos queda es la pintura. Eso es lo que
atraviesa de un extremo a otro las obras de Iturria:
en ellas la pintura se ofrece como exceso visual,
como resto, como un ir más allá de lo que ocultan
las apariencias, más allá de la mirada sumisa y
autosatisfecha. El núcleo sensible y conceptual es
en todo momento la luz. Esto nos dice él mismo: "El
pintor es sordomudo, interpreto más con el ojo que
con la palabra: soy puro ojo".
Puro ojo: hay derivas y planteamientos que buscan
llevar la pintura a una sensualidad que se pretende
casi transparente, física, gestual. Pero, más allá de
su materialidad, el núcleo estético, profundo, de la
pintura ha sido siempre, y es, conceptual, poético.
Y esa dimensión, ese alcance conceptual, a través
de la visión resuelta en pintura, constituye el eje de
la trayectoria artística de Ignacio Iturria.
La exposición Pintar es soñar se plantea como un
intento de presentación de todas esas dimensiones
antes aludidas, en una obra que desde sus inicios
en los primeros años setenta del siglo pasado hasta
ahora mismo ha alcanzado un grado de excelencia
y originalidad verdaderamente admirables. Todos
los registros y modulaciones de este gran artista de
nuestro tiempo podrán apreciarse a través de las
106 obras reunidas, que van de 1982 a 2015:
pinturas, grabados, objetos escultóricos, y de un
espacio-instalación: La habitación interior,
concebido especialmente para esta ocasión y en el
que el propio Iturria vuelca directamente su espacio
interior, su intimidad creativa puesta al desnudo.
El título de la muestra: Pintar es soñar, actúa como
un concepto-metáfora para indicar que el núcleo de
la pintura de Iturria se sitúa en ese plano del soñar
despierto, del ensueño, que conlleva una
ampliación de los límites de la vida humana en los
planos del deseo y la imaginación. Ese concepto-
metáfora sirve como hilo conductor para ordenar la
unidad de la exposición, que se articula en cuatro
secciones:
Las enseñanzas del juego.
Las redes del mundo.
Brazos al cielo.
La luz de los sueños.
Se organiza así un itinerario que tiene su punto de
partida en la posibilidad de articular la visión de las
cosas jugando, y en las enseñanzas para la vida que
de ello se extraen. Siguiendo con la representación
de la tupida red de este mundo extraño construido
por los seres humanos: edificios, medios de
transporte y comunicación, redes digitales, etc., en
la que todos deambulamos hoy. Vienen después la
expresión de la protesta y el rechazo de las
injusticias, la violencia y el daño, con el contraste
del deseo humano de elevación y justicia. Y,
finalmente, como conclusión del itinerario, los
quiebros de la luz que se alcanzan a ver en el
ensueño: la luz tenebrosa de las pesadillas y la luz
de plenitud de los sueños abiertos, aquellos que
nos conducen a la iluminación de un mundo más
allá de éste, en el que habitan eros y la expansión
de la vida. Esa iluminación que la gran pintura, en la
luz, hace visible.
José Jiménez, curador
La muestra permanecerá abierta hasta el domingo 6
de septiembre de 2015.
Fuente: MNAV
Artista(s) / Muestra
Lugar...
Horarios
Ignacio Iturria
Museo Nacional de Artes Visuales
Tomás Giribaldi 2283 y Julio Herrera y Reissig
tel.
2 7116124