Mi padre, Raúl Barizzoni, trabajó durante cincuenta
años ininterrumpidos como periodista deportivo.
Fue relator y comentarista: su vida era el fútbol. Es
decir, desde que nací tuve una pelota en los pies...
y en la cabeza. Lo acompañaba religiosamente
todos los fines de semana al estadio; miraba el
partido sentado debajo de la cabina de radio desde
donde él comentaba y luego, al momento del pitazo
final, me armaba mi propio partido.
Más tarde, jugué e hice el camino de las inferiores,
entrenando diariamente, haciendo las
pretemporadas y soñando con el gran gol y con el
gran pase al exterior. Eran tiempos de amor por el
fútbol. A los veinte decidí abandonarlo: el amor ya
no era tal, se había ido; ya no veía futuro ni sentía
la misma pasión. Me costó, y mucho, saber que no
le iba a dar la gran satisfacción a mi padre de
comentarme por la radio o de tener que opinar al
aire, objetivamente, sobre la actuación de su hijo.
Pero como él me dijo muchas veces: “Me diste
grandes satisfacciones en las inferiores, integraste
una juvenil y jugabas bárbaro”. Un padre siempre
ama a su hijo, pienso yo. Desde ese momento hasta
la partida de mi padre de mi lado, mi amor por el
fútbol pasó a ser él. Escuchar sus comentarios cada
fin de semana me hacía un tipo feliz. Y supe
disfrutarlo. Quizás inconscientemente, por todas
estas cosas, saco fotos de gente jugando al fútbol.
Sin proponérmelo, sin hacerlo especialmente,
cuando voy caminando, por la ciudad que sea, en el
momento de ver una pelota me detengo... e intento
meter un gol con mi cámara.
El autor
Desde 1994 se desempeña en medios de prensa:
diario La República (1994-1997), revista Tres
(1997-2000) y desde 2000 es jefe de fotografía de
revista Galería de Búsqueda. Desde ese año es
además docente de fotografía en Universidad ORT.
En 2005 editó su primer libro, Imágenes caminantes
(Banda Oriental), al que le siguió Uruguayos
(Santillana, 2008), con retratos de personalidades
uruguayas. En 2010 publicó Buitres... el cielo puede
esperar (Santillana), seguimiento a una de las
bandas de rock más importantes de Uruguay. Es
además coautor del libro Boliches montevideanos
(Banda Oriental, 2005). En 2010 expuso Fotografías
en la Fundación Pablo Atchugarry, en Punta del
Este, y al año siguiente fue seleccionado para
exhibir Uruguayos en la Fotogalería a Cielo Abierto
del Parque Rodó, del Centro de Fotografía de
Montevideo. En febrero de 2014 presentó
Agua/Tierra/Aire en el Espacio de Arte INNOVA de
Punta del Este. Fuera de Uruguay, presentó
Imágenes caminantes en el consulado uruguayo en
Nueva York (2010) y Uruguayos en la embajada
uruguaya en Washington (2010) y el Centro King
Juan Carlos de Nueva York (2011). En 2012 expuso
Snaps en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires,
muestra que presentó en 2013 en el Centro Español
de Nueva York. Barizzoni ha integrado muestras
fotográficas colectivas en Uruguay, Estados Unidos,
Bélgica, Argentina y Corea del Sur.
Fuente: CdF
Artista(s) / Muestra
Lugar...
Horarios
Leo Barizzoni
Fotogalería a Cielo Abierto (Parque Rodó)
Pablo de María s/n y Rambla Wilson, Parque Rodó (Montevideo)
tel.